Dr. Abel Fleming: Psicología del Testimonio desde la perspectiva de un juez

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Hay que tener terror al error judicial. Si no operamos con esa posición qué vamos a decir de la memoria. La información que le llega a un juez es post suceso y el hecho que ocurrió en el juzgado se lo re interpreta.  En ese proceso muchas veces uno, muchas veces sin darse cuenta mete basura. También se le incorpora al proceso judicial complicación y para cuando la agarramos nosotros (los jueces) “ya todo se hace un mamarracho. Somos una oreja. Para eso nos están pagando. De eso nos tenemos que acordar todos los días”.

Aquí, el Juez Federal, Dr. Abel Fleming dice “tomar el testimonio desde un entendimiento más amplio que el plenamente jurídico ya que el imputado también está dando un testimonio de lo que a él le parece que sucedió. La víctima no resulta ajena. Hay afectaciones que se producen alrededor de un hecho”.

“Percepción es dotar de sentido a las sensaciones. Proceso de interpretación (que pueden ser dos personas corriendo). Se realiza con lo que fue captado por la atención y conforme los esquemas de conocimientos previos.
La percepción ya es crítica porque implica darle una valoración a aquello que se vivió. Es la primera instancia de tergiversar la realidad.

Cuenta de un caso donde pasan tres personas corriendo y la primer persona dice seguro que escapan de un robo, el segundo dice salieron a correr, el tercero dice tal vez ocurrió un atentado y hay que huir de aquí.

Los hechos dejan de ser tales y pasan a ser interpretaciones.

La atención no es omnicomprensiva de toda la imagen. “Cuando te ponen un colt 38 en la cabeza, lo único que va a ver el que sufre el asalto es el agujero del cañón. Nada más. Es muy complicado pedirle a la víctima algo más”.

Nosotros, a su vez, captamos de manera organizada, y así captan los testigos. Esto también puede resultar en distorsión de la realidad.

Entre el sujeto y el hecho interviene un universo simbólico en la que ese significado o idea termina sustituyendo a la cosa.

Recomiendo leer a Gastón Bachelard: Libro de 1930. La formación del espíritu científico. Aquí el autor nos dice que desconfiemos de la experiencia. Cuando uno pone un bastón en el agua se lo ve como quebrado, partido en dos partes. Muchos pueden decir que está quebrado, pero es la distorsión del efecto del ingreso del bastón al agua. Cuando lo saco veo que está intacto. Mientras tanto yo pensaba y podía decir perfectamente sin incursionar en la mentira de que “ese bastón estaba quebrado”.

El juez no tiene un contacto con los hechos. No estuvo ahí. Los hechos están ahí en la historia y lo que entra al proceso judicial es lo que se afirma sobre los hechos. Por eso el proceso no reconstruye. Construye. El testigo construye. El juez también. Aquí viene la segunda distorsión.

El juez construye y no lo hace con los testimonios objetivos, sino con las interferencias de la subjetividad del testigo y del propio juez.
El proceso se construye con dos semánticas posibles: lo que se incluye y lo que se excluye, forma parte del mismo proceso.

Hay un libro de Vitor de Paula Ramos de la Escuela de Girona, también sugiero su lectura. No comparto mucho las conclusiones del libro, pero si sugiero lo lean. La violencia del hecho es re configurada por los testimonios.

Aquí detiene la parte teórica para pasar a un caso práctico que le tocó: “Juzgaron este año un hecho de sustracción de mercadería secuestrada dentro de gendarmería. Era un depósito a cielo abierto. Todo comienza cuando un oficial de servicio a las 2 am ve movimiento que le resulta sospechoso en un terreno grande donde estaba la mercadería secuestrada. Intenta acercarse a verificar más de cerca que estaba pasando y ve que uno de los vehículos que allí estaban en actitud sospechosa se dirige hacia el portón de salida con luces apagadas y de allí esta persona relata que lo ve llega hasta el puesto de control, y pide, por radio, que se detenga a ese vehículo. El guardia lo detiene. Dialogan un segundo y luego pasa. El alférez ve que hay un segundo vehículo cargando mercadería. Y pide, otra vez, por radio que envíen ayuda, y la radio le contesta que no hacía falta. La alférez le grita al guardia que detengan a uno que se escapaba. Ahí el segundo vehículo sale, choca el portón y luego se da a al fuga. La guardia, con 12 efectivos en ese momento, no le responde y no detienen a nadie. La primer alférez en llanto dice: “están todos prendidos”.

Luego de la denuncia, terminan deteniendo a todos los que se encontraban esa noche a cargo de ese cuadro de gendarmería. En la investigación surge que el jefe de guardia altera el orden de la guardia, de manera arbitraria y justo antes que sucedan los hechos y lo coloca a este centinela en un turno de dos horas relevando a aquel que debía estar. Todo esto sucede sin motivo alguno.

El centinela, queda en la mira de la justicia y el fiscal pedía prisión para él. En el juicio, esta persona que estaba de guardia dice, que llegaron dos autos y que dijeron ser familiares del jefe de guardia. Por supuesto el centinela pide permiso y el jefe de guardia los deja pasar.
Cuando le piden testimonio dice el guardia que no pudo distinguir ni quienes eran los ocupantes y qué tipo de vehículos entraron o salieron.

Y podía ser cierto que ingresen parientes de visita de noche a una agrupación.

Luego del ingreso de estos vehículos sucede el cambio de guardia. Entonces cuando ya se encuentra apostado el nuevo guardia, se centra en lo que suele ser siempre la orden de una guardia de gendarmería. Apostarse y vigilar que de afuera no quiera ingresar nadie. Ningún guardia hace foco en vigilar lo que ya está adentro, porque se supone que lo que ingresó ya fue verificado por quien estuvo en la guardia antes. Así funcionan las guardias. Con lo cual el principal acusado de este hurto ingresó en mi preocupación ya que no me cerraba nada.

Hasta aquí pareciera que todos están prendidos.

En la exploración de los teléfonos no surge nada. No salen vinculaciones entre los teléfonos.

¿Cuál es el foco de atención? Lo que viene de afuera hacia la séptima agrupación. El miedo de que desde afuera alguien intente tomar el escuadrón. Siempre se supone que lo que hay adentro es colega. Porque adentro hay un barrio de gendarmería. O amigos que podrían haber ido de visita al barrio.

Además Barnes Aramayo, el principal acusado, está en un puesto de control rodeado de una oscuridad. Sólo hay una luz en el puesto de guardia, que le impiden ver con claridad. El primer auto que sale, lo hace con luces apagadas, que sólo las enciende cuando llega al puesto de guardia. Cuando hay mucha luz el ojo trata de proteger la retina del exceso de luz. A su vez la retina hace un efecto de ceguera inmediata cuando te encandilan con la luz alta del auto. El guardia nunca podo haber visto nada. De nuevo hay que tener en cuenta esto que fue fundamental para la resolución de la causa. El que venía era un supuesto colega, alguien que ya había sido controlado, no una amenaza. El guardia trabaja pensando en que no ingresen o controlar el ingreso.

La primer alférez no mintió. Tuvo su interpretación de los hechos. Tal vez nosotros en su lugar hubiéramos pensado lo mismo: que todos estaban prendidos.

Barnes Aramayo no respondió a su orden porque para él todo lo que sucedía era normal. Al investigar su legajo, me doy con que era un tipo impecable, una especie de rambo, ducho para el monte, acostumbrado a acatar órdenes sin objetarlas, sus notas eran brillantes. No me cerraba que sea corrupto. Era un gendarme bueno, con las mejores calificaciones en grupo de asalto y cursos de monte, era una persona que no iba a preguntar nada cuando reciba la orden de dejar pasar.

El fiscal que acusó a estas cinco personas y pidió condena para Barnes Aramayo, durante el mismo proceso, después del veredicto, se retractó. Esto fue fruto de que cuando se expuso todo cada una de las partes que intervinieron comenzaron a dudar de sus propias argumentaciones. Casi todos en ese caso relataban su verdad, pero lo hacían desde su punto de vista. Al juntar todas las partes, comenzamos a ver que lo que no encajaba era la parte del jefe de guardia, el que había dispuesto que se cambie a la guardia, dejando ingresar y trabajar de manera tranquila a los que ingresaron para robar. Esa fue la persona que quedó dentenida.

En el día a día nosotros trabajamos con elementos muy frágiles y podemos con nuestra subjetividad podemos hacer pelota la prueba. Le entramos por un costado y resulta que a veces no vemos lo que sucede. Si no somos conscientes de las infinitas maneras por las cuales se distorsionan los hechos.

En el camino de nuestra carrera se nos achica la vista y perdemos la capacidad de oír.